La trágica muerte de la joven empresaria antioqueña Karen Castaño tiene conmovido al país.

La mujer de 25 años, que además fue modelo, se lanzó el martes a las 7 dfe la noche desde el último piso del edificio de la Clínica Medellín.

Hasta allí a esa zona céntrica llegaron decenas de curiosos que a través de redes pedían apoyo de los organismos de socorro, mientras que otros intentaban persuadirla, sin éxito.

En medio de la tragedia, Karen compartió en Facebook una carta extensa a sus hijas en la que en un desgarrador relato, confiesa que no superó el trauma de haber sufrido abuso sexual cuando niña y al descubrir que su abusador le había hecho lo mismo a otras niñas de su familia.

Relata además que estuvo sometida a un tratamiento siquiátrico, pero que de junio pasado hacia acá entró en una crisis emocional que hizo que descuidara por completo su vida personal, familiar y empresarial.

“Siento mucho dolor y mucha rabia, intenté perdonar, pero es algo difícil, y no tanto por él sino por las personas que yo amaba y que sabían, pero simplemente decidieron dejar que lo siguiera haciendo y permitiendo que siguiera en la familia, dejando que conviviera con nosotras, más de buenas las que alejaron y no tuvieron que estar ahí. Dejé de salir para no encontrarme con él y cometer algún error (igual tocó a mi puerta y sufrí mi primer ataque de pánico)”, escribió.

“Siento mucho dejarte sin mí, hija”, le dice a la niña de 4 años, pero también le pide a su hija mayor, Susana, que cuide y proteja a su hermana menor.

“Dale un beso a Gaby cada vez que me recuerdes, así no seré un triste recuerdo, sino un recuerdo de amor. Piensen que ya estoy bien y tranquila, descansé y logré lo que quería”, añade.

El caso de Karen puso a reflexionar a Colombia sobre la urgencia de reforzar los programas de salud mental en el país.